Reseña del libro: ¡Llama al doctor de guiones! 'Feh' explora la trama tóxica de una educación religiosa

\n

Hace unos años, el escritor Shalom Auslander fue hospitalizado con un caso potencialmente fatal de pancreatitis después de tomar una droga prohibida para perder peso. Su psiquiatra dijo que estaba intentando suicidarse. Auslander, entonces desempleado, en sus 40 años, con esposa e hijos, no estaba de acuerdo. Dijo que lo hizo porque estaba cansado de odiarse a sí mismo por ser gordo y creía que si estuviera más delgado, sería más fácil encontrar trabajo y proveer para su familia.

Auslander cuenta esta historia al principio de su último libro de memorias, "Feh", una exploración conmovedora, profana y mordazmente divertida de la forma en que la religión organizada, pero también los científicos y filósofos, conspiran para enseñarnos que somos "feh", una expresión yiddish de desprecio. Si no crees esto, argumenta, considera el hecho de que según Génesis, el primer ser humano fue llamado Adán, cuyo nombre proviene de "adamah", la palabra hebrea para tierra.

\n
\n

Auslander dice que se inspiró para escribir esta secuela de alguna manera de su aclamada memoria de 2007, "El lamento del prepucio", por su amistad con Philip Seymour Hoffman, quien murió de una sobredosis en 2014. En el actor católico irlandés, Auslander percibió un alma gemela criada con la misma historia de "feh" que le inculcaron los rabinos a cargo de su educación religiosa en la comunidad judía ultraortodoxa de Monsey, Nueva York (Auslander escribió originalmente la serie de Showtime, "Happyish", ahora cancelada, para Hoffman).

\n
\n
\n
\n
\n

Mientras Auslander intenta exorcizar sus demonios y reescribir su historia de origen de una manera más positiva, el libro adquiere un sabor "meta" en línea con la narrativa que los humanos nos hemos estado contando últimamente sobre la forma en que usamos la narración para dar sentido a nuestras vidas.

\n
\n
\n
\n
\n\n\n\n
\n
\n
\n
\n
\n

Uno de sus narradores favoritos es Franz Kafka. Recuerda haberse enamorado de sus historias, la forma en que se reía de la vergüenza y se burlaba de sus acusadores. "Los críticos... afirmaban que estaba atacando la burocracia o el gobierno o el sistema de justicia, pero yo sabía que no era así. Estaba atacando 'feh'. Kafka era el preso en la celda junto a la mía, golpeando en nuestra pared compartida, haciéndome saber que no estaba solo. Esto, pensé, es escribir. Esto es lo secular, lo libre, lo aceptante".

\n
\n\n

Por ahora, la historia de Auslander parece tener un final más feliz que la de Hoffman, transformado y redimido por su amor por su familia y su deseo de ver crecer a sus hijos sin el autoaborrecimiento que ha cargado desde que aprendió a los 6 años que Dios creó al hombre a partir de la tierra y los ángeles dijeron 'feh'.